Entrevista 2023 > César Dezfuli

Premio al Formato Abierto de la región europea

El madrileño César Dezfuli es el ganador del World Press Photo en la categoría Formato Abierto de la región Europa, en la edición 2023 del concurso de fotografía más prestigioso del mundo y el 9 de noviembre inaugurará la exposición World Press Photo 2023 en Barcelona.

Dezfuli ha obtenido el premio con su proyecto multimedia «Passengers» (Pasajeros), realizado junto al periódico neerlandés De Volkskrant, donde recupera nombres, rostros e historias personales de migrantes que cruzaron el mar Mediterráneo.

El jurado de World Press Photo ha declarado sentirse “impresionado por la fenomenal presentación web y la sólida fotografía, que abarca desde la llegada de los hombres a Italia hasta su asentamiento en diferentes países”. El fallo también recalcaba que el proyecto “podría haberse detenido en sus potentes retratos, pero en cambio, el fotógrafo siguió a los participantes a través de las fronteras para contar su viaje de migración de forma digna y concienzuda. Tomó excelentes decisiones sobre qué partes de la historia seguir para aportar humanidad a una serie de personas que, a menudo, son discriminadas por toda Europa y en los principales medios de comunicación».

Se trata de un proyecto en el que lleva trabajando ya siete años y que en la Fundación Photographic, organizadores de la exposición barcelonesa de World Press Photo, ya tuvimos el placer de presentar en una versión previa dentro de nuestro festival DOCfield 2017 y que, además, fue finalista de la primera edición de nuestra Beca Joana Biarnés para Jóvenes Fotoperiodistas.

El periodista y fotógrafo documental César Dezfuli nació en Madrid en 1991, en un contexto de mestizaje, dado su origen hispano-iraní. En su trabajo, explora a menudo temas relacionados con la migración, la identidad y los derechos humanos.

En esta entrevista, nos explica el origen y evolución de su proyecto premiado y qué ha pasado con los migrantes que lo protagonizan.

Por Teresa Martelo y Carlos G. Vela

¿Cómo surge este proyecto?

En 2016 tuve la oportunidad de embarcar en el buque de rescate Iuventa, de la ONG alemana Juggend Rettet, y fue a bordo de ese barco donde realicé la serie de retratos que dio inicio al proyecto.

Antes de embarcar tenía claro que mi objetivo era contar lo que estaba ocurriendo en la ruta migratoria del Mediterráneo Central de una forma que dignificara la representación visual de los migrantes y facilitara la empatía de la sociedad que los recibía.

Fue durante esas tres semanas en el barco, en las que se rescataron a casi dos mil personas, cuando tomé la decisión de centrarme en los pasajeros de una sola embarcación.

Cada día la ONG tenía que informar a las autoridades italianas del número de personas rescatadas. Estas personas se convertían en números sin identidad, bajo el paraguas del concepto de migrante, que prácticamente niega su singularidad y sus historias personales y simplifica la narrativa de la migración. Alejarme de las fotografías masivas y centrarme en la identidad de los 118 pasajeros de aquella barca de goma rescatada a la deriva el 1 de agosto de 2016, me permitió empezar a cambiar la narrativa y hablar de historias individuales.

El hecho de que fuera ese día y ese barco tiene que ver con que el rescate se produjo en unas condiciones de seguridad y estabilidad que me permitieron llevarlo a cabo. Empecé a hacer los retratos minutos después de que todas las personas estuvieran ya a bordo de la embarcación de rescate, estabilizadas y habiendo recibido la asistencia necesaria. Dos personas que viajaban en la barca me ayudaron a traducir y les expliqué a todos quién era y cuáles eran mis intenciones con estas fotos. Les pedí que escribieran su nombre, edad y país de origen en un papel antes de fotografiarles en la cubierta del barco, con el mar de fondo.

En aquel momento pensé en la posibilidad de localizar a algunos de los pasajeros más adelante y hacer un seguimiento, pero como algo puntual, nunca imaginé que llegaría a localizar a tantas personas como he conseguido localizar hasta ahora, ni que me embarcaría en un proyecto de estas dimensiones. A lo largo de estos casi siete años de trabajo, he conseguido localizar a 105 de los 118 pasajeros del barco y ya he reencontrado a 75 de ellos, que ahora viven en diferentes países europeos.

¿Cómo les localizaste?

Antes de localizar a alguno de los pasajeros de ese barco, encontré a Malick, un joven gambiano que viajaba en otro barco y que actualmente vive en Biella, Italia. Viajé hasta allí para visitarle y allí ideé otro proyecto al que llamé «De Banjul a Biella», documentando en varios viajes a lo largo de dos años la vida cotidiana dentro del centro de refugiados en Italia donde vivía. Italia en concreto, pero toda Europa, se encontraba inmersa en un tenso discurso sobre la acogida de migrantes, que requería poner luz en los procesos de acogida. Allí comprendí la importancia de continuar la narrativa, ya que las rutas migratorias no terminan en el mar.

En este proceso, a finales de 2017, localicé al primero de los ‘passengers’, Amadou Soumaila, de Mali. Lo encontré a través de Facebook, ya que tenía los nombres completos de todos ellos, y periódicamente buscaba en la red social con la esperanza de encontrar a alguno. En ese momento vivía en un pueblo de Sicilia (Italia). Viajé a verle al centro de refugiados donde vivía y allí encontré a Babacar, de Senegal, otro de los pasajeros, que también vivía en ese centro. En ese momento me di cuenta de que la posibilidad de encontrar al resto de los pasajeros era real y comencé la segunda parte del proyecto. A través de ellos fui reconstruyendo paulatinamente la red y localizando a los demás pasajeros.

En este proceso de trabajo han sido fundamentales los apoyos que he ido recibiendo, especialmente el del periódico neerlandés De Volkskrant, con quienes trabajé entre 2019 y 2022 en esta parte del proyecto que ahora se premia con el World Press Photo, pero también  del periódico francés Le Monde, que financió una parte del proyecto entre 2018 y 2019, y la beca estadounidense Catchlight en 2020.

Imagen del proyecto multimedia «Passengers», de César Dezfuli para De Volkskrant.

En general, ¿cómo fue la acogida y posterior experiencia en Europa de las personas retratadas en el proyecto?

Hablar en términos genéricos iría en contra del concepto del proyecto. Lo interesante de la aproximación de este proyecto es que sigue la vida de 118 personas que llegaron a Europa el mismo día y a la misma hora, pero cuyas vidas han ido en direcciones muy diversas. A través del proyecto estoy tratando de descifrar qué variables hacen que una persona se encuentre más integrada que otra, si es consecuencia de la diversidad de sistemas de acogida en Europa, de las características específicas de la sociedad de acogida, o si tiene que ver con cuestiones personales de cada individuo. Considero que es una combinación de todas ellas, pero aún no tengo una respuesta clara. Lo que es cierto es que a día de hoy hay algunos de los pasajeros de la barca que siguen pasando temporadas viviendo en la calle, a la vez que hay personas que ejercen trabajos de alta cualificación, hay personas que ya han conformado familias, y otras que se han implicado en el activismo y la concienciación social, creando sus propias organizaciones. Cada historia es única.

Me gustaría destacar la de Saifoulaye Sow, un guineano que actualmente vive en París. Tras su desembarco en Italia, se trasladó rápidamente a Francia, donde llegó siendo menor, cuestión que no le libró de pasar algún tiempo viviendo en la calle antes de entrar en el sistema de acogida. Una organización de la sociedad civil, Paris d’Exil, le ayudó a salir adelante. Ahora está plenamente integrado en la sociedad, y ha creado una asociación, Ecole pour Tous, que lucha por el derecho de los migrantes menores de edad a acceder al sistema educativo en Francia, y que ya ha conseguido reuniones incluso con el Ministerio de Educación. También ha fundado una ONG en Guinea que rescata a niños huérfanos de la calle, ya que Sow es huérfano y comprende profundamente lo que esto ha supuesto en su vida. Su historia y su fortaleza son muy inspiradoras.

El proyecto ha sido premiado en su actual formato multimedia. ¿Qué ventajas aporta al proyecto este formato y qué cualidades de la foto fija crees que mantiene?

La manera en que las sociedades contemporáneas se relacionan con la información, visual o no visual, difiere mucho de la manera en la que lo hacían hace apenas diez años. Adaptarnos como fotógrafos a ese proceso de cambio es fundamental si queremos que los mensajes que buscamos transmitir lleguen al mayor número de personas. Por lo tanto, es importante explorar estos nuevos formatos, que, si bien tienen como base la fotografía fija, introducen nuevas herramientas narrativas que mejoran el proyecto y que ayudan a abordar cuestiones que desde la fotografía fija son inalcanzables.

Considero que la fotografía fija sigue ofreciendo un vínculo físico con la realidad que nos permite conectar al público con espacios-tiempo concretos, y eso sigue teniendo un enorme potencial en cuanto a transmisión de sensaciones e ideas. Es evidente que los conceptos de objetividad y verdad están obsoletos, y eso da para un largo debate, pero sí creo que la fotografía fija mantiene unas cualidades que la acercan a la realidad más que otro tipo de lenguajes visuales o de herramientas narrativas, que la hacen aún hoy muy cercana al público.

Debo destacar que el equipo de diseño de De Volkskrant hizo un trabajo fantástico en el desarrollo de esta web, y consiguieron aglutinar y dar forma desde diferentes formatos cuestiones claves para entender mejor el proyecto. Se incluyen mapas interactivos, vídeos, texto y fotografía fija, todo ello englobado en un cuidado uso de tipografías, colores y composiciones que dan cuerpo al contenido, generando un gran dinamismo y coherencia entre todos esos elementos, sobre los que considero que destaca en cualquier caso la fotografía fija.

¿Cómo crees que puede afectar a los protagonistas de tus fotos la visibilidad internacional que supone ser parte de la exposición World Press Photo 2023?

Cuando me reencuentro con los pasajeros de la barca, me aseguro de que entiendan mi proceso de trabajo y mis objetivos con el proyecto, para que puedan decidir si quieren seguir siendo parte de él o no, y si es que sí, de qué manera. En ese proceso, en el que conozco mejor su historia y su grado de vulnerabilidad, definimos la información que puedo utilizar sobre sus vidas y mi acceso a nivel fotográfico, de forma que su seguridad física y legal no se vea afectada. Por lo tanto, en ese sentido no creo que vaya a haber ningún problema derivado del aumento de visibilidad de su identidad.

Hay algunas de las personas que forman parte del proyecto que tienen proyectos personales muy interesantes y a los que una mayor visibilidad les sería sin duda positiva, así que confío en ese sentido en poder contribuir a su visibilización.

A su vez, hay personas que se encuentran en una situación todavía muy vulnerable, y quién sabe si quizás esto pueda servir para crear sinergias con personas u organizaciones que potencialmente quieran implicarse en ayudarlos.

¿Y qué repercusión puede otorgar a tu trabajo el hecho de haber ganado un World Press Photo?

El World Press Photo es uno de los premios con mayor reconocimiento a nivel internacional, lo cual es probable que implique un mayor conocimiento de mi trayectoria fotográfica y nuevas oportunidades tanto en lo que respecta a difusión de este proyecto en concreto como de otros proyectos en los que estoy trabajando.

En lo que respecta a Passengers, el hecho de que vayan a producirse más de cien exposiciones en todo el mundo va suponer una enorme visibilidad del proyecto que confío en que fomente nuevas oportunidades de colaboraciones y difusión. Este proyecto se ha ido ramificando en múltiples direcciones a lo largo de estos últimos años en lo que a difusión se refiere, y cada vez tengo más claro que quiero seguir explorando la parte pedagógica y de concienciación que implica el proyecto. Entre otras cuestiones, busco contribuir al debate sobre el cuestionamiento de la representación visual de colectivos vulnerables y sistemáticamente estereotipados, como es en este caso el colectivo migrante.

Por otro lado, estoy actualmente sentando las bases de un documental sobre el proyecto, que se centrará en la vida de cinco o seis de los pasajeros, y confío en que este reconocimiento facilite la obtención de apoyos, que serán necesarios para sacarlo adelante.


La exposición World Press Photo 2023 en Barcelona se celebrará del 9 de noviembre al 17 de diciembre. Las entradas se pondrán a la venta el próximo mes de octubre.

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